LE DIO A UN HOMBRE SIN HOGAR 100 DÓLARES Y LO SIGUIÓ PARA VER CÓMO LO GASTABA.
1 comentario:
El Niño que llevamos dentro
dijo...
Pues con todos los respetos, este vídeo me parece una milonga artificial, preparada por el rubiales y otros amigos ( que viven del cuento ) para animar a dar dinero a los amiguetes suyos que viven de pedigüeños. Me parece demasiado bonito para ser verdad, dada la experiencia que en España tenemos con las mafias de los pedigüeños callejeros.
Cuando yo era pequeño, recuerdo que en casa teníamos siempre un plato, vaso y cubiertos, preparados para " el Pobre " que regularmente pedía por las casas y como había varios, cada uno comía en casas diferentes. En la nuestra siempre venía el mismo, uno que parecía Papá Noel, con gabardina blanca y largas barbas, creo recordar que le llamaban "Pin". Nunca lo olvidaré, en la mesa del portal techado de casa, comiendo y contándonos historias a los críos. Terminaba de comer, mi madre le daba alguna moneda y decía ¡ "Dios se lo pague Sra, Adios niños" ! ... al cabo de algunos años un día comenzamos a echarle en falta... como ya no volvió preguntamos por él y, parece ser que había enfermado, lo habían ingresado en un asilo y allí vivió ¿ feliz ? hasta su muerte.
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Pues con todos los respetos, este vídeo me parece una milonga artificial, preparada por el rubiales y otros amigos ( que viven del cuento ) para animar a dar dinero a los amiguetes suyos que viven de pedigüeños. Me parece demasiado bonito para ser verdad, dada la experiencia que en España tenemos con las mafias de los pedigüeños callejeros.
Cuando yo era pequeño, recuerdo que en casa teníamos siempre un plato, vaso y cubiertos, preparados para " el Pobre " que regularmente pedía por las casas y como había varios, cada uno comía en casas diferentes. En la nuestra siempre venía el mismo, uno que parecía Papá Noel, con gabardina blanca y largas barbas, creo recordar que le llamaban "Pin". Nunca lo olvidaré, en la mesa del portal techado de casa, comiendo y contándonos historias a los críos. Terminaba de comer, mi madre le daba alguna moneda y decía ¡ "Dios se lo pague Sra, Adios niños" ! ... al cabo de algunos años un día comenzamos a echarle en falta... como ya no volvió preguntamos por él y, parece ser que había enfermado, lo habían ingresado en un asilo y allí vivió ¿ feliz ? hasta su muerte.
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